La esperanza de Llano Grande

LA ESPERANZA DE LLANO GRANDE

Habitantes del Cañón de Chimiadó donde se encuentra la ZVTN de Llano Grande, relatan una nueva historia de reconciliación y perdón.

Hace 20 años pocos se atrevían a ingresar al Cañón de Chimiadó, en Dabeiba, donde se encuentran las veredas El Retiro, Los Naranjos, La Mesa, El Salado, Cañón de Urama y Llano Grande. Las noches, según relatan sus habitantes, eran una vigilia permanente entre disparo y disparo de todos los actores armados que combatían por el control territorial de la zona. “No se podía salir, no se podía dormir, no se podía vivir”. Todos los campesinos se desplazaron, muchos de ellos llorando a sus muertos, que según cuentan, fueron asesinados sólo por vivir allí, por simple sospecha.

Cuando los fusiles se apagaron la mitad de los habitantes comenzó a regresar a las veredas (cerca de 5.000 personas, 1.500 de ellas niños y niñas)  y hoy, de forma organizada, trabajan en la recuperación de sus tierras y de su tejido social.

Este trabajo comunitario ha permitido que la instalación de la Zona Veredal Transitoria de Normalización (ZVTN) para las Farc en Llano Grande sea vista como una oportunidad para que lleguen programas de desarrollo social y se fortalezcan la paz y la convivencia.

La ZVTN de Llano Grande está localizada a 40 minutos de Dabeiba, uno de los municipios más grandes en el occidente de Antioquia y considerado un territorio estratégico desde donde se conecta, por vía terrestre, a la zona de Urabá.

“La paz, la tranquilidad es lo primordial. Pensar que vamos a tener una paz, que vamos a cambiar, que vamos a poder trabajar tranquilos, eso es lo mejor para nuestras familias, pensando en nuestros nietos, nuestros hijos, los jóvenes”, expresa Néstor Higuita, fiscal de la Acción Comunal de la vereda El Retiro.

“Soy mamá de 5 niños y yo quiero que no haya más guerra ni violencia (…) quiero soñar que no habrá más grupos armados y que no le hagan nada a la gente, que no nos hagan desplazarnos, relata Ledis Rojas.

“No nos había pasado por la imaginación lo que hoy estamos viviendo”, dice Carmen Cardona, líder comunitaria quien trabaja en la institución educativa de Llano Grande. Ella es viuda. Su esposo José Darío David Úsuga fue asesinado por las Farc en 2008. Como víctima y como madre piensa que hay que cambiar la historia. “Todos aquí hemos sido víctimas del conflicto y lo hemos sufrido y queremos avanzar y que no solo sea este tema: que también  se nos garantice desarrollo, educación, oportunidad para los jóvenes, atención a los enfermos. La paz debe venir con todo eso”, expresa Carmen.

“Lo que buscamos nosotros es la paz y de nosotros como comunidades depende mucho todo esto que está pasando”, añade la mujer.

 Desde que se anunció la ZVTN el año pasado, llegaron muchos cambios para la comunidad. Uno de ellos fue la adecuación de la carretera, cuyas obras fueron realizadas por uniformados del Batallón de Ingenieros 17 del Ejército. Los habitantes cuentan que antes era muy difícil transportar  a los enfermos o llevar a la cabecera de Dabeiba productos agrícolas para la venta. La gente ya puede salir en las noches y también hacer deporte (aunque reclaman más escenarios deportivos).

“Yo vivo en estos momentos tranquila porque no hay miedo de nada”, comenta Yey David Úsuga. Tres de sus hermanos fueron asesinados por distintos grupos armados y por eso no quiere que se repita la historia con otras generaciones. “A pesar de todo esto nosotros no sentimos odio…Con tener odio ellos no van a volver. Como mi mamá dice: ‘para tener una paz hay que perdonar’. 

En los alrededores de la ZVTN la comunidad tiene esperanza de que la paz que se respira haya llegado para quedarse. “Este Cañón de Chimiadó es hermoso. En estos montes, estos filos, respiramos la tranquilidad más linda que nos merecemos como campesinos y como dueños de estas tierras”, finaliza Néstor Higuita.

 

Escrito por Elizabeth Yarce, Oficial de Información Pública, Regional Antioquia
Misión de la ONU en Colombia, mayo de 2017