RELATOS DE ESPERANZA, NUEVOS PASOS
Después de muchos años de contar el dolor de la guerra en sus comunidades, habitantes de las Zonas Veredales y Puntos Transitorios de Normalización empiezan a relatar una nueva historia: la de la esperanza de poder vivir en paz y que llegue el desarrollo a sus regiones.
“Relatos de Esperanza, nuevos pasos” recoge esas voces de mujeres, jóvenes, hombres y líderes, quienes sienten ese cambio y sueñan con la paz para nuevas generaciones.
Son historias contadas desde las zonas donde renace la Esperanza.
Sigue nuestras historias:
- La Esperanza de LLano Grande
- Los sueños de Agua Bonita
- Una nueva luz para Vistahermosa
- En Las Morras, las comunidades y la naturaleza también se reconcilian
- Creemos en la necesidad de vivir en paz
- En Gallo los niños sueñan jugar en paz
- Lo mejor que nos ha podido suceder es la paz
- Abriendo caminos para un mejor futuro
- En el Colegio El Cuembí ya no hay más pupitres vacíos
- Horacio conoció la paz a los 80 años
- El renacimiento de Madrigal: superando el fantasma de la guerra
- Que las balas ya no suenen ni afuera, ni adentro
- Tagachí: oportunidad para el desarrollo
EN VEGAEZ HABLAN DE RECONCILIACIÓN
“Perdonar es de gente humilde y recibir perdón es de gente inteligente”, dice solemnemente José Arnulfo Cuesta, quien fuera testigo directo del conflicto armado entre Estado y FARC-EP desde la comunidad rural de Vegaez, Vigía del fuerte; un pueblo antioqueño que está ubicado sobre la ribera del río Arquía en esa profunda selva chocoana. José es agricultor y líder de su comunidad y hoy, con esperanza, relata cómo es vivir en Vegaez después de que las FARC dejaran las armas para convertirse en un movimiento político.
“El vivir acá era un vivir muy desesperado, no había confianza de uno al otro. No había esa tranquilidad que es lo más bonito de la vida; que es vivir uno como tranquilo”, comenta José. Entre el corregimiento de Vegaez y la vereda de Vidrí, Vigía del Fuerte viven aproximadamente 50 familias. Durante el conflicto armado, las FARC hacían presencia en estos territorios y las comunidades no tenían otra opción que aprender a convivir con los combatientes y someterse a sus reglas de control territorial.
Según cuenta José, la agricultura es una de las actividades económicas tradicionales de la población la cual se vio afectada durante el conflicto por la reducida movilización de los productos para su comercialización. “Las costumbres de agricultura aún las tenemos en práctica…anteriormente se llegó el momento en que uno no podía sacar los productos tenia que andar uno acompañado para sacar los productos y entrar los mercados”.
Sin embargo, estas dinámicas cambiaron. Después de que el gobierno y las FARC-EP llegaron a un acuerdo de paz, ubicaron en Vigía del Fuerte un Punto Transitorio de Normalización, hoy convertido en Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación en donde aproximadamente 200 excombatientes están haciendo su tránsito a la vida civil.
“Uno vive con un poquito más de tranquilidad porque uno ya puede dormir bien, ya puede movilizarse bien y ya puede compartir socialmente con los compañeros”, afirma José Arnulfo.
Por Jennifer Moreno, Oficial de Información Pública. Regional Chocó.
Misión de la ONU en Colombia, Septiembre de 2017.