Declaración al Consejo de Seguridad de Jean Arnault, Jefe de Misión de la ONU en Colombia

30 Jun 2017

Declaración al Consejo de Seguridad de Jean Arnault, Jefe de Misión de la ONU en Colombia

Nueva York, Junio 30 de 2017 - Me complace completar el informe del Secretario General del 23 de junio e informar al Consejo de que hace 3 días - el 27 de junio - las FARC-EP cumplió con sus obligaciones en virtud del Acuerdo de la Hoja de Ruta del 29 de mayo entregando a la Misión de las Naciones Unidas el 40% restante de las armas individuales registradas por la Misión en marzo pasado.

Una serie de armas permanecerán a disposición de las FARC-EP para garantizar la seguridad de los campamentos y los lugares de dejación de las armas de las Naciones Unidas en las mismas, hasta el 1 de agosto, fecha en que los contenedores serán retirados de los campamentos. Las actuales zonas donde se encuentran las FARC-EP se convertirán en "Áreas de Capacitación y Reincorporación" aseguradas por la Policía y las Fuerzas Armadas de Colombia.

En una ceremonia de "Adiós a las armas, despedida de la guerra", celebrada el 27 de junio en un campamento de las FARC-EP en una región que ha sido en el epicentro de la guerra, el Presidente Santos y el Jefe del Secretariado de las FARC-EP Timoleón Jiménez enviaron mensajes conmovedores a una sociedad colombiana a menudo dudosa de las promesas del proceso de paz. El Sr. Jiménez anunció que con la dejación de sus armas, las FARC-EP celebraron el fin formal de la insurgencia armada de 53 años y el inicio de un movimiento desarmado, pacífico y democrático. No puedo dejar de citar al Presidente Santos cuando dijo que "llegar a este a día, vivir este día ha hecho que valga la pena de ser Presidente de Colombia".

El Presidente reconoció el significado histórico de que las FARC-EP cumplieran su compromiso con la dejación de armas y afirmó su propio compromiso con la implementación "hasta la última coma" del Acuerdo de Paz. En la ceremonia, los líderes religiosos, incluido el Presidente de la Conferencia Episcopal, actuaron como testigos de honor de la etapa final de la dejación de armas.

La convicción expresada por ambos líderes de que la mitad de un siglo de guerra ha terminado es confirmada por la revisión de la Misión de la cesación del fuego en el lugar desde finales de agosto de 2016. De hecho, si bien se han presentado incidentes en los últimos 9 meses de incumplimiento de las normas de la cesación del fuego y del cese de las hostilidades, ninguno de ellos mostraba un patrón de violación deliberada o la participación de altos responsables de las decisiones de ambas partes.

Creemos, por tanto, que a medida que las FARC-EP deponen sus armas, se ha consolidado el alto al fuego. Sin embargo, será importante que el Mecanismo Tripartito siga funcionando durante algún tiempo después de que las actuales Zonas y Puntos desaparezcan el 1 de agosto. Ha sido una herramienta eficaz para mantener y fortalecer la confianza entre las partes en el conflicto. Y su presencia a nivel local ayudará a asegurar que los incidentes que puedan ocurrir en las próximas semanas y meses pueden continuar siendo tratados cooperativamente.

A propósito, después de ocho meses de funcionamiento del MM&V, pensamos que los méritos de este enfoque tripartito por el cual las dos partes participan directamente en la verificación del cumplimiento mutuo, con apoyo y coordinación de la ONU, están bien establecidos; y aunque su éxito se debe mucho a la confianza que se generó entre las partes en la mesa de negociaciones, tal vez se desee considerar si podría aplicarse de manera útil a otros procesos de paz.

Con el almacenamiento de armas individuales en contenedores de las Naciones Unidas, la Misión y las FARC-EP, con el apoyo del Ejército y la Policía, pueden dedicar toda su atención a la eliminación de cientos de caletas de armas, la extracción de armas que en ellas se encuentran, y la destrucción de explosivos y armamento inestable. Hasta el momento se han extraído 81 caletas de armas y destruido una gran cantidad de explosivos. Actualmente se está planificando con las FARC-EP y el Gobierno la extracción de otras 380 en las próximas semanas, con más por seguir.

La eliminación de las caletas es, sin duda, un proceso difícil, pero nos alienta la voluntad de las FARC-EP y de las fuerzas armadas de avanzar y estamos seguros de que si no todas, al menos un alto porcentaje de las caletas puedan ser evacuadas. A más tardar el 1 de septiembre, la fecha en que finalizará la verificación por la Misión de las caletas y la responsabilidad pasará a manos del Gobierno.

 

Señor presidente,

Miembros del Consejo,

Los últimos días han traído a Colombia y al mundo buenas noticias alentadoras. Es perfectamente justificado celebrar estos avances, aun cuando, al mismo tiempo, no haya ningún motivo para detenerse, no hay espacio para la complacencia. La conclusión del establecimiento de armas individuales ha creado nuevas oportunidades. También ha puesto de relieve la urgencia de avanzar rápidamente con la aplicación del programa de paz.

El primer y más urgente desafío es la reintegración de los 10.000 combatientes y milicianos de las FARC-EP, entre los cuales ahora existe un profundo sentimiento de incertidumbre en cuanto a su seguridad física tras el desarme y su futuro socioeconómico. Como se recalca en los informes del Secretario General, la reintegración es un esfuerzo particularmente difícil en un contexto de economías ilegales arraigadas, la propagación de grupos armados -incluyendo el crimen organizado y los disidentes de las FARC- en áreas anteriormente controladas por las FARC-EP y un patrón de violencia contra los líderes sociales. Uno de los méritos de la hoja de ruta del 29 de mayo es que expone claramente una serie de prioridades relacionadas con la seguridad jurídica, física y socioeconómica de los miembros de las FARC-EP. No se puede ahorrar ningún esfuerzo en la pronta aplicación de esa agenda con prontitud.

Más allá de la reintegración de los combatientes, el proceso de paz también debe responder a las necesidades y expectativas de los sectores más vulnerables de la sociedad colombiana. Estamos totalmente de acuerdo con las tres esferas prioritarias identificadas por el Gobierno: el despliegue de las fuerzas de seguridad para proteger a las comunidades y establecer el estado de derecho en las zonas más afectadas por la guerra; la movilización de las instituciones nacionales y locales para llevar bienes y servicios a las zonas rurales más allá de su alcance y el pronto funcionamiento de la nueva jurisdicción de paz para cumplir la promesa de hacer justicia a las víctimas del conflicto.

Acogemos con satisfacción que, junto con la reintegración, éstas fueron precisamente las prioridades indicadas por el Gobierno al Fondo para la Consolidación de la Paz y hacemos un llamado a la comunidad internacional para que apoye el logro de estos objetivos.

 

Señor presidente,

Distinguidos miembros del Consejo,

Nos ha honrado la solicitud del Gobierno de Colombia y de las FARC-EP de establecer una segunda misión de verificación centrada en la reintegración y garantías más amplias de seguridad, y que comience lo antes posible. Como se indicó anteriormente, se encuentran algunos de los desafíos más inmediatos y apremiantes para la consolidación de la paz. Consideramos que los términos de referencia indicados en la carta del Presidente Santos al Consejo de Seguridad y al Secretario General es un buen fundamento para un mandato de verificación creíble y eficaz.

Al igual que la primera misión, la segunda se centrará tanto en fomentar la cooperación y en crear confianza como en la verificación como tal. A este respecto pensamos que la confianza que se ha establecida entre la Misión, las dos partes, las instituciones estatales y la sociedad civil, incidirá en el éxito del segundo mandato

 

Señor presidente,

Distinguidos miembros del Consejo,

Su decisión en enero de 2016 de respaldar la aplicación del Acuerdo sobre el Cese del Fuego y la dejación de Armas mediante el establecimiento de la Misión de las Naciones Unidas en Colombia fue ampliamente considerada en toda la sociedad colombiana como garantía de que los compromisos asumidos en La Habana se implementarían debidamente en Colombia . Sin embargo, a pesar de las divisiones políticas y de la actual polarización, el Consejo de Seguridad sigue siendo un factor de muy importante de confianza en medio de las dudas y las incertidumbres que son las inevitables secuelas de un conflicto tan prolongado y doloroso.

A medida que el proceso de paz en Colombia entra en una nueva etapa, más allá de la dejación de armas, su compromiso para con el proceso de paz, la determinación de apoyar la implementación del Acuerdo de Paz Final que ustedes expresaron en su Declaración luego de la visita a Colombia, siguen siendo una contribución inestimable para el éxito a largo plazo de este esfuerzo único.

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Informe del Secretario General de las Naciones Unidas sobre la Misión de la ONU en Colombia